martes, 5 de febrero de 2013

Psicología del Mexicano. Paráfrasis.


Psicología del Mexicano. Paráfrasis.
El trauma a través de los años.
De cierta forma, gran parte de la historia de México ha sido traumática. La gran superioridad en cuanto a armaduras, armamento y tácticas frente a los indios que iban a pie, usaban arco y flecha y estaban casi desnudos, daba como resultado que al finalizar las batallas, quedara como saldo muchos miles de indios tirados entre sangre, mientras que los españoles tenían muy pocas pérdidas o ninguna. Sin embargo, los españoles no sólo realizaron su exterminio en el campo de batalla, sino que también lo hicieron por el lado de la cultura. Es por esto que se destruyeron casi todos los documentos donde los antiguos registraban todos sus conocimientos; destruyeron sus templos, e incluso sobre las ruinas de estos se construyeron la mayoría de los templos cristianos con el objetivo de destruir también su religión y su cultura.
Al ser la historia de México un proceso traumático, pueden reconocerse ocho momentos en los que estos síntomas resultan más agudos y notorios:
·        La conquista militar
·        La conquista espiritual
·        El mestizaje
·        La secularización
·        La Independencia
·        La mutilación del territorio nacional
·        La Reforma
·        La Revolución
La conquista, tanto militar como religiosa, tuvo como resultado que la gente perdiera la relación con los dioses, el cosmos y la temporalidad, es decir, que estuvieran desconectados tanto de su propio devenir como de su lugar en el mundo. Los dioses de los derrotados se vieron como los demonios de los ganadores. Además, esta doble conquista tuvo como resultado que el indio desapareciera del protagonismo de la historia: simplemente lo erradicó y lo anuló, de tal modo que el indio se dedicó a esconderse y a vivir con desgano. El lenguaje indígena sería el silencio.
Una situación bastante agraviante fue la de la mujer, quien al ser obligada a unirse con el español, traicionaba tanto a su raza como su cultura, que tuvo como producto que sus hijos crecieran a su sombra y lejos de su padre, el cual por lo general nunca era conocido por este. Literalmente, el mestizo era un hijo de su madre, no era aprobado ni en el mundo de los criollos ni en el mundo de los indios. Cabe destacar que si durante la conquista quien representó el choque contra los europeos, fue el indio, en la colonia quien toma este papel es la india.
Además, hay que tomar en cuenta los trabajos forzados en la construcción de palacios, templos e iglesias, que sirvieron de fortalezas y refugio para los españoles así como para demostrar el poderío de las órdenes evangelizadoras que llegaron a la Nueva España, como lo fueron los franciscanos, dominicos y agustinos. Estos continuamente se peleaban entre ellos para fundar pueblos, donde seccionaban a los indígenas de los españoles y los primeros les servían de materia prima para un proyecto que pretendía la creación de una ciudad celestial en la tierra, influenciados en parte por el Renacimiento.
A causa de esta dramática separación y encierro de los indígenas, casi 500 años después aún muchas localidades no se acaban de integrar a la sociedad nacional y siguen siendo, literalmente, marginados. La sociedad del virreinato es una sociedad compuesta por castas, desintegrada y escindida, era la suma de varios grupos. Era una sociedad piramidal.
En 1753, por orden del rey Carlos III se realizó la gran secularización de las doctrinas, removiendo a los misioneros franciscanos, dominicos y agustinos del cuidado de los indígenas, ante lo cual muchos de éstos quedaron en el desamparo, como si fueran huérfanos, debido al paternalismo lleno de dogmas y opresión en el que habían sido inculcados.
Hacia fines del siglo XVIII empiezan a gestarse los movimientos proindependencia, llevados a cabo por los criollos para velar por sus propios intereses. Para cohesionar a una población dividida, utilizaron un símbolo religioso patriótico: la Virgen de Guadalupe. Hidalgo llamaría a la virgen mexicana a combatir con la virgen de los remedios española.
Mientras tanto, el bajo clero, pobre y sujetado, se convirtió en el veneno de los liberales, y el alto clero, lleno de privilegios, erigió con firmeza la bandera conservadora, empeñado en presentar y en hacer presentar en púlpitos y confesionarios a los insurgentes como blasfemos, herejes, sacrílegos, y traidores, y en declarar fidelidad al rey de España como punto crucial en la fe cristiana. En 1820, al ocurrir en España una revolución liberal que disminuía los privilegios de la nobleza y del clero, la nobleza y el alto clero novohispanos hicieron un cambio de último momento y adoptaron la compasión como la causa de la independencia que con tanta saña habían combatido. Encomendaron a un activo realista, Agustín de Iturbide, para que realizara la insurgencia y consumara la independencia. Todos los que recibieron el grado de general en la nueva república habían sido realistas, excepto Guerrero. Al cabo de once años, de 1810 a 1821, la independencia se había consumado, pero con condiciones muy diferentes a las originales. Todo había cambiado para que nada cambiara.
Apenas cumplidos 26 años de la promulgación de la independencia, en el año de 1847, el país sufrió una salvaje mutilación de más de la mitad de su territorio, considerada en la psicología de la población como una especie de castración, causada por los gringos, que hoy se muestran tan solícitos de nuestro bienestar.
Entre los años 1854 y 1857, surgió la Reforma, proceso que buscaba fundar un México que negaba su pasado, tratando de alcanzar una nueva y real liberación nacional. Este proceso terminó en la elaboración de la Constitución de 1857, altamente condenada por la iglesia, la cual prohibió que se absolviera en confesión a cualquier católico que hubiera jurado sobre la constitución si no se retractaba de su acto públicamente. Esto generaría un nuevo trauma en la población, directamente sobre su conciencia y costumbre religiosa, encontrándose ante la cuestión: ¿enemigo de mi religión o enemigo de mi Estado?
Pasando por la venida del personaje de Maximiliano de Habsburgo, llega el porfiriato con una especie de nuevo feudalismo y una paz cadavérica. Hay orden cívico, pero con deslumbrante riqueza para una aristocracia soberbia y cruel pobreza para la muchedumbre humilde, explotados de forma cruel en las tiendas de raya. Esto dio paso a la Revolución de 1910, un conflicto que deformó el orden social antes establecido, con la promesa de justicia, democracia y libertad, que le costara al país alrededor de un millón de cadáveres.
Es de resaltar que ya en el siglo XX, el país tendría que sufrir otra conquista; un neocolonialismo por parte de el país del norte. Saturándonos con su diplomacia, sus transnacionales, sus productos, su consumismo, sus shows, modas, lenguaje, su sueño americano, sus juegos, vicios y costumbres, crean en los y las mexicanas sentimientos encontrados o ambivalentes, consistentes tanto en admiración y coraje como de envidia y rechazo. La expropiación petrolera, fue promovida por los gringos para que fueran eliminados sus competidores europeos, y satisfacer sus propios beneficios. El tratado de libre comercio sólo pone a México como el brazo que trabaja y que recibe poca paga a cambio, dentro del proceso del producto y el servicio.
Actualmente, vemos las consecuencias de conflictos relacionados con las devaluaciones de la moneda y la constante inflación, que contribuyen a que los salarios simplemente rindan menos. Vemos también, como el control de la natalidad, los métodos anticonceptivos y el aborto son fuertemente repudiados por la iglesia, a pesar de que son vistos por muchos como una etapa de modernización de la sociedad, más cercana a los conceptos de equidad de género.
Nuestra psicología trascendental.
Siempre hay un trasfondo oscuro y profundo a los saberes y actos de las personas, sobretodo en una sociedad tan peculiar como la nuestra. Para esto, podemos explorar histórica y socialmente las raíces y encontrar grandes explicaciones a los porqués de la vida diaria.
·        La ambivalencia y nuestra crisis de identidad.
Podemos entender como identidad nacional aquella conciencia de determinadas características en común de la colectividad, y la aprobación de una forma de vivir que contiene un sistema de normas y valores en específico.
El mestizo, muestra más cercana de la fusión de razas en nuestro país, siempre fue un hijo de la chingada, un hijo de puta o de su puta madre, osea, de la mujer ultrajada, violada, abierta o rajada. Toda la cultura, protección y afecto procedían de este componente ultrajado, puesto que el español criollo siempre fue ausente. Es así como la figura cercana, buena y positiva era precisamente la que representaba y encarnaba lo devaluado y despreciado. Totalmente sensaciones ambivalentes. Es por esto que resulta tremendamente difícil identificarse con los padres y la cultura familiar. Como dijera Juan Rulfo, nos convierten en un rencor vivo.
Además, el patrón de ambivalencias se ve repetido, puesto que primero fue el conquistador español y ahora es el conquistador gringo. Estos, admirados y despreciados al mismo tiempo por el pueblo. Además, también respeta y chinga a su madre, sobre todo con la conducta machista que continuamente expresa en frases como: Mi vieja, mi carne, vieja el que se raje, palabra de varón, esto es un puto desmadre, me vale madre, te voy a madrear… pero paradójicamente, encontramos la gran expresión de celebración y júbilo cercanas a los ejemplos anteriores: ¡a toda madre!
El mexicano siempre está lejos, lejos del mundo y de los demás; lejos también de sí mismo, diría Octavio Paz. Al no poder identificarse con ese padre violento o ausente que tiene, ni con esa madre que adora y repudia al mismo tiempo, se refugia en el alcohol, o en conductas que reflejan inseguridad, temor, masoquismo, búsqueda del anonimato, de no reconocer la responsabilidad de los actos y refugiarse entre la gente; el impersonal nosotros. No permite que los demás entren en sus cosas, por eso lo peor es rajarse, y por eso se cosifica a la mujer, pues esta, al entregarse al varón, se abre o se raja.
Ante esto es que el mexicano adquiere máscaras o formas de ser desvirtuadas, ambivalente y confusas, que incluyen el valemadrismo; consistente en burlarse de sí mismo y aparentar que uno se burla de lo negativo, los alardes; que consiste en mostrarse machote y pasar por peligros innecesarios, el lenguaje cínico, los desplantes de chingón; consistente en creerse superior ante los indios, nacos, provincianos, chilangos, reggaetoneros, etc., la rebeldía contra el patrón, formada como un estilo de relacionarse. Todas estas poses de dureza terminan por ser mecanismos psicológicos que compensan y tapan las sensaciones de debilidad, desconcierto y confusión.
Ciertamente después de tanto tiempo en que el mexicano ha sido manipulado, engañado políticamente y despojado de sus recursos públicos, con el hecho de que los mexicanos son seres incompletos, inferiores, seres que se esconden, se enmascaran y disimulan. El lenguaje para el grosero no es para expresarse, sino para esconder y escabullirse en lo chusco. Claro ejemplo de esto, el personaje mexicano Cantinflas.
Mientras el 86 por ciento de los gringos cree y siente que la vida es para gozarla, el 63 por ciento de los mexicanos afirma que la vida es para sobrellevarla. El estadounidense, se concibe como independiente, activo, individualista, firme, tenso, autoafirmativo y con alta necesidad de logro. El mexicano, por su parte, se concibe como complaciente, obediente, afiliativo, flexible, dependiente e inhibido. Definitivamente, dos mundos totalmente distintos. El gringo, decidido a ser líder, y el mexicano decidido a trabajar en equipo, en el mejor de los casos, pero por lo general a obedecer órdenes. Como pueblo, somos todo un caso psiquiátrico.
Por fortuna, podemos identificar algunos elementos positivos para buscar y afirmar la identidad nacional:
·        Los símbolos nacionales (bandera, escudo nacional, Virgen de Guadalupe, calendario azteca, etcétera) sin ser asumidos con fanatismo.
·        La común naturaleza, carácter e idiosincrasia.
·        El folklore (ballet, música popular, antojitos, películas, artesanías barrocas, etcétera)
·        Las obras de los grandes muralistas
·        El deporte (¿fútbol?)

·        Religiosidad, superstición y magia.
Entendemos en este punto a la religión como una vivencia, una religiosidad que tiene un fenómeno psicológico en la población, teniendo sus orígenes en varios acontecimientos que se conjugaron y permitieron que se engendre esta óptica en el mexicano.
El catolicismo español, que combatía a la contrarreforma y a la reconquista, era también un catolicismo devoto.
La conversión masiva, forzada, obligada y acelerada, no pudo dar lugar a una síntesis, en su lugar se conformó una fusión que se salió de control.
El método usado en las doctrinas y en los pueblos indios, con líderes paternalistas y sobreprotectores, y al mismo tiempo, totalmente represivos contra el más insignificante intento de disidencia o emancipación; creo un dogmatismo que trata a las masas como incapaces de valerse por sí mismos, el cual forma parte de cómo viven y experimentan la religión.
Una incapacidad de afrontar los problemas y de agarrar al toro por los cuernos, germina un clima de superstición o magia; diferenciando a la primera como pasiva de la segunda, que es activa; promoviendo que las situaciones peligrosas o de riesgo simplemente se ignoren.
Estos tres elementos, resultan altamente alienantes y domesticadores.
·        Actitudes ante el cosmos y la vida.
Tomando como base el valemadrismo, ocultamos nuestro dolor y sufrimiento y nos burlamos de él. Se defiende negando que sufre. El mexicano tiene que ser el que se chinga a todos, el que se los jode y se jacta de poder joderse y chingarse a todo el mundo. Esto es, sea a quien sea, lo desafiará.
Sin embargo, podemos encontrarnos con expresiones escondidas en nuestras usanzas que reflejan una óptica bastante diferente, como por ejemplo, aquella que reza: “me lleva la tristeza”, tan cargadas de debilidad e impotencia…
·        Actitudes hacia la sociedad: la esfera moral.
La corrupción somos todos. El que no tranza no avanza. Después de todo, todo mundo lo hace. ¿Qué más da?
La mordida, el soborno, las violaciones a la constitución, la infidelidad conyugal, los fraudes, los aviadores que cobran sin trabajar… son claras muestras de que ciertamente, nuestra cultura es individualista.
·        El mexicano ante la muerte.
Aquí, los muertos nunca mueren. Permanecen vivos, quizá, simplemente queremos que nunca mueran. El día de muertos, es una gran fiesta.
Los aztecas decían que dependiendo de la forma en que se muere, es la casa que a uno le correspondería en el otro mundo.
La santa muerte, para muchas personas actualmente, es una entidad a la cual se le puede rezar, pedir y tributar los favores que no se pueden enfrentar por uno mismo.
Ciertamente, el mexicano ve la muerte como algo vivo.

La dependencia ancestral.
Después que nuestra cultura fuera destruida, hemos intentado buscar nuestra cultura padre, tratando de encajarla con modelos extranjeros, lo cual, nos ha vuelto terriblemente dependientes de las instancias que creemos, pueden fungir este papel de padre protector.
Somos dependientes del gobierno, de lo divino, sobrenatural y mágico; de la familia, del medio ambiente, de las tradiciones, de la naturaleza, y de los vecinos del norte.
Al ser dependiente, el mexicano adopta una postura de resignación y conformismo ante los problemas, en lugar de enfrentarlos y confrontarlos de forma activa, y nos escudamos en actitudes que damos por hechas por que simplemente “así se ha hecho siempre”.
Caemos en cuestiones de considerar todo como una chamba, creamos rituales laicos para no trabajar, y somos totalmente dóciles en nuestro trato, preferimos obedecer.
Los ciudadanos aprendieron a solicitar favores más que a exigir respeto a sus derechos.








7 comentarios:

  1. esta información me es muy interesante ya que nos da a conocer un poco de la psicología del mexicano y como es que con la llegada de otras cultura el país y las personas se fueron adaptando a la diversidad de culturas.

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  2. Mexico depende de otras culturas, primero fueron los españoles, ahora son los norteamericanos, creo que es importante que el mexicano aprenda de su historia par que por lo menos decida si quiere seguir en este camino o no. Aun cuando se presume de ser un pais independiente, libre, yo creo que no es asi, pues siempre habra una dependencia de alguien superior a nosotros, aquel que puede proveer lo que el mexicano no lo podra hacer.
    En el pasaje de nuestra historia aparecen varias personas, protagonistas de los movimieentos que dejaron importncia en el pais, pero no es mas que otra dependencia que tenemos de conmemorar año con año a aquellos que perdieron la vida en lucha de nuestra "independencia".

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  3. me parece que desde tiempos ancestrales nuestra cultura se ha desarrollado con la idea de que somos un pueblo inferior a los demas, como lo mencionaste al llegar los españoles y conquistar nuestras tierras, fue un golpe duro para los indigenas pero ademas les fue arrebatada la tranquilidad y libertad con la que vivian para pasar a ser un pueblo oprimido, sumiso y sin aspiraciones.

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  4. la historia del pueblo mexicano no ha sido fácil, ha estado repleta de severos traumas que marcaron a la población y que sin embargo a pesar de ser una cultura de mucha madre y poco padre ha salido adelante.

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  5. si los españoles no hubieran llegado?. creo que seria un mundo completamente diferente, tal vez y solo tal vez hubiéramos avanzado con nuestros propios recursos, o quizás invadiríamos a otras culturas.

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  6. Mexico depende de otras culturas, primero fueron los españoles, ahora son los norteamericanos, creo que es importante que el mexicano aprenda de su historia par que por lo menos decida si quiere seguir en este camino o no.Es por esto que debemos ser cuidadosos al incursionar dentro de una organización, para que las personas no nos vean como esa entidad de la que podrían depender...

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